No hace falta que me bajes la luna, ni que me subas a ella. No necesito regalos, ni flores, ni bombones, tampoco fotos (los momentos contigo los tengo guardados en el corazón).
Y que estemos los dos solos
dando tumbos por Madrid,
sin nada que decir.
Porque nada es importante
cuando hacemos los recuerdos
por las calles de Madrid.
Nunca me sueltes. Le pondré a nombre a cada uno de tus besos,
Y adelante hacía la luna,
donde quiera que esté
que somos dos y eso solo una
y yo ya estuve una vez.